domingo, 31 de marzo de 2013

Modernismo

¡Hola de nuevo!

Hoy vamos a hablar sobre otra corriente artística que existe en el cine: el modernismo

En el cine, desde sus inicios, se fueron incorporando diferentes tendencias de expresar, 
grabar, relatar que han ido instaurándose hasta conseguir ser un tipo de cine. Entre ellos se encuentra el expresionismo alemán, el surrealismo, el montaje soviético o el modernismo.
El modernismo es un período en la historia del cine que fue significativo porque aportó una nueva forma de hacer cine, rompiendo las convenciones que se estaban utilizando hasta el momento dentro del sector.

¿Qué es?


Surrealismo (Visto aquí)
 El cine modernista fue una de las artes más maravillosas que renacieron de movimientos anteriores como las tendencias dadaísta, surrealista, cubista y futurista, que se interesaron pronto por el cine. En Europa surguió, tras la Primera Guerra Mundial, varios movimientos modernistas que invadieron las artes. De ellos cabe destacar el dadaísmo, que pretendía sobre todo escandalizar, y el surrealismo, que ponía el énfasis en lo irracional y lo subconsciente. El cine les llamó la atención pues al expresarse mediante el movimiento de imágenes era una innovadora y moderna forma de comunicación artística, acrecentada con la utilización de técnicas que permitían satisfacer las inquietudes de los interesados por los nuevos inventos.


Mediante algunos procesos cinematográficos, como los rodajes fotograma a fotograma para lograr composiciones efectistas, o las fotos puramente científicas que les permitieron comprender mejor la naturaleza del movimiento, los pintores aprendieron y lograron «dar vida» a sus imágenes. 

Dadaísmo (Visto aquí)
La importancia de los decorados teatrales pintados aproxima el cine expresionista alemán a la pintura en El gabinete del doctor Caligari o a la vanguardia francesa con la película de Marcel L’Herbier, La inhumana (L'inhumaine, 1924), con sus estilizados decorados art-decó y el especial decorado «cubista» para el laboratorio.
Le sang d'un poéte (La sangre de un poeta, 1930), de Cocteau, a pesar de que el director se consideraba antisurrealista, es considerada hoy como cercana al «auténtico» surrealismo de Salvador Dalí y Luis Buñuel o del surrealismo de las primeras películas cómicas de René Clair, como París dormido (Paris qui dort, 1923) y Entreacto (Entr'acte, 1924).
Los intelectuales iniciaron un acercamiento al cine, relegado hasta esos momentos a las barracas de feria, que desarrolló nuevas formas expresivas, experimentando en el campo del documental, un género que iba a evolucionar más tarde con eficacia. Abel Gance con Napoleón (1927), y Buñuel con Un perro andaluz (1929), plasman suficientemente las líneas creativas que había en aquellos años en los países europeos.


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