Si queremos un efecto
perfecto en nuestra fotografía el uso del flash es algo esencial, ya que muchas
veces la propia imagen carece de suficiente luz.
Podemos hablar de tres tipos
diferentes de luz que, uniéndolos, obtendremos el efecto perfecto.
Por un lado está la luz principal, es la obtenida el
propio flash de la cámara.
También podremos hacer uso de una luz trasera para
resaltar más el objeto y separarlo del fondo.
Y, por último, podemos añadir una luz de relleno que enfocará más el objeto y le proporcionará más
claridad y así evitar sombras provocadas por la luz principal.
Este flash puede ser usado de dos manera, como fuente
principal de luz o en compañía de las otras dos fuentes luminosas.
Podemos utilizar la luz sin enfocar a toda la escena,
es decir, solo a uno de los centros de interés, o bien afectando a toda la
escena.
Lo ideal es que esta luz de
relleno sea suave, no tan intensa como la principal y, normalmente, colocada a
90º de ésta.
En la siguientes imágenes podemos observar el uso de las tres luces y su ubicación en el plano.
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